Cómo colocar correctamente la malla antihierbas

Con el buen tiempo, las plantas crecen por todos lados, tanto las buenas como las malas. Así que una malla antihierbas puede ser muy útil para controlarlo.

Las mallas antihierba evitan el crecimiento de cualquier tipo de hierba gracias a su opacidad, que no permite que pase la luz. Aunque sí son lo suficientemente porosas como para dejar drenar el agua y no dejar que la mala hierba pueda atravesarla.

Ahora bien, hay que saber cómo colocarla correctamente.

Pasos a seguir:

Limpia y alisa la zona a cubrir. Es recomendable pasar la motoazada para poder dejar el terreno lo más nivelado posible y limpio de piedras y raíces.
Cubre la superficie con la malla antihierbas solapando unas piezas con otras y fijándolas firmemente a la tierra con grapas cada dos o tres metros.
Si quieres sembrar sobre esta malla, debes hacer agujeros en la zona donde quieras plantarlo. Se recomienda el uso de tijeras y hacer un corte en forma de cruz.
Planta, riega y cubre las plantas. Además, cubre los cepellones con las lenguas de la malla antihierbas.
Por último, según preferencias, añade algún árido, grava, o corteza de pino encima en plan decorativo. Pero también puedes dejarlo al descubierto.

La malla antihierbas es realmente muy resistente y duradera, pero a medida que pasan los días puede no verse muy bonita. El viento puede arrastrar tierra dejándola en su superficie, y dejar con ella algunas semillas. En consecuencia, estas semillas en cuanto consigan un poco de agua, germinarán.

A modo de rutina, desde Gardeneas te recomendamos que pases la escoba o, si lo prefieres, limpiarla con la manguera al menos una vez por semana.

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